Entre las dos naves menores y en el segundo pilar a los pies de la Catedral, está la Capilla de la Descensión fundada por Enrique II, que es el verdadero origen de la Catedral, pues aquí estuvo el Altar Mayor de la Basílica visigótica, y también, está la venerable tradición del milagro de la bajada de la Santísima Virgen para imponer la casulla al Obispo San Ildefonso.
El retablo está trazado y firmado por Felipe Bigarny (PHILIPHI O (PUS) E (ST), y terminado por su hijo Gregorio Pardo, representa en su centro la Descensión, a los lados los Cuatro Padres de la Iglesia; en el ático la Asunción y en la predela pequeños relieves de la vida de la Virgen, la Aparición de Santa Leocadia y la Predicación de San Ildefonso. Más adelante el Cardenal Sandoval la restaura en tiempos de Felipe III, en 1610, constatándolo una inscripción en el friso. Aquí también se encuentra enterrado el Cardenal Moscoso (†1655) sepulcro realizado por Fanelli y Salinas en 1668.