I Sunday of Lent

Domingo de las tentaciones

Entramos, amadísimos, en la Cuaresma, es decir, en una fidelidad mayor al servicio del Señor. Viene a ser como si entrásemos en un combate de santidad. Por tanto, preparemos nuestras almas a las embestidas de las tentaciones, sabiendo que, cuanto más celosos seamos de nuestra salvación, tanto más violentamente nos atacarán nuestros adversarios. Mas el que habita en medio de nosotros es más fuerte que quien lucha contra nosotros. Nuestra fortaleza viene de él, en cuyo poder tenemos puesta nuestra confianza. Pues, si el Señor permitió que le visitase el tentador, lo hizo para que tuviésemos nosotros, además de la fuerza de su socorro, la enseñanza de su ejemplo.

Ha combatido para enseñarnos a combatir en pos de él. Ha vencido para que nosotros seamos también vencedores de la misma manera. Pues no hay amadísimos, actos de virtud sin la experiencia de las tentaciones, ni fe sin prueba, ni combate sin enemigo, ni victoria sin batalla.

San León Magno, Homilía I de Cuaresma


Celebración litúrgica

Gn 2, 7-9; 3, 1-7. Creación y pecado de los primeros padres.
Sal 50. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Rom 5, 12-19. Si creció el pecado, más abundante fue la gracia.
Mt 4, 1-11. Jesús ayuna cuarenta días y es tentado.