Todos los años en el "sacratísimo triduo del crucificado, del sepultado y del resucitado" o Triduo pascual, que se celebra desde la Misa vespertina del Jueves en la cena del Señor hasta las Vísperas del Domingo de Resurrección, la Iglesia celebra, "en íntima comunión con Cristo su Esposo", los grandes misterios de la redención humana.
La piedad popular es especialmente sensible a la adoración del santísimo Sacramento, que sigue a la celebración de la Misa en la cena del Señor. A causa de un proceso histórico, que todavía no está del todo claro en algunas de sus fases, el lugar de la reserva se ha considerado como "santo sepulcro"; los fieles acudían para venerar a Jesús que después del descendimiento de la Cruz fue sepultado en la tumba, donde permaneció unas Cuarenta horas.
Es preciso iluminar a los fieles sobre el sentido de la reserva: realizada con austera solemnidad y ordenada esencialmente a la conservación del Cuerpo del Señor, para la comunión de los fieles en la Celebración litúrgica del Viernes Santo y para el Viático de los enfermos, es una invitación a la adoración, silenciosa y prolongada, del Sacramento admirable, instituido en este día.
Por lo tanto, para el lugar de la reserva hay que evitar el término "sepulcro" ("monumento"), y en su disposición no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario no puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria: el Sacramento hay que conservarlo en un sagrario cerrado, sin hacer la exposición con la custodia.
Después de la media noche del Jueves Santo, la adoración se realiza sin solemnidad, pues ya ha comenzado el día de la Pasión del Señor.
Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia, n. 140-141
Celebración Litúrgica
“Con la Misa que tiene lugar en las horas vespertinas, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella última cena en la cual el Señor Jesús, habiendo amado a los suyos hasta el extremo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y las entregó a sus Apóstoles para que las sumiesen, mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio también lo ofreciesen”
Ceremonial de los Obispos, n. 297
El Jueves santo al atardecer, se celebra la Sana Misa en recuerdo de la hora en la que el Señor celebró la Última Cena. Tiene esta misa un carácter eminentemente eucarístico -todas las misas lo tienen- pero aquí se resalta particularmente, ya que recordamos el día en que el Señor Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía, y otorgó a los Apóstoles y a sus sucesores la facultad de perpetuarlo hasta el fin de los tiempos.
La misa vespertina del Jueves Santo debe vivirse sobre todo bajo el prisma de sacramento o signo que recuerda y hace presente el Misterio pascual de la muerte y resurrección del Señor, que se celebrarán con solemnidad especialmente en los días del Triduo pascual. En ella actualizamos los misterios de la institución de la sagrada Eucaristía, del sacramento del Orden y del mandato del Señor sobre la caridad fraterna.
Antífona de entrada. Gal 6, 14
“Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo:
en él está nuestra salvación, vida y resurrección,
él nos ha salvado y libertado”.
Liturgia de la palabra
Ex 12, 1-8. 11-14: Prescripciones sobre la cena pascual.
Sal. 115. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
1 Cor 11, 23-26: Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Jn 13, 1-15: Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Homilía del Sr. Arzobispo.
Lavatorio de los pies
Doce varones, designados al efecto, acompañados por los ministros, van a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible a los fieles.
El Sr. Arzobispo se acerca a cada uno de ellos y les lava sus pies, en memoria de lo que hizo Jesús con sus Apóstoles.
Mientras el coro entona un canto apropiado.
“Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido” (Jn 13, 3-5)
Inmediatamente después del lavatorio de los pies se hace la oración de los fieles. En esta misa no se hace la profesión de fe.
Liturgia eucarística
Hoy, día del amor fraterno, al comienzo de la liturgia eucarística se puede organizar una procesión de los fieles con dones para los pobres.
“Mientras cenaban, Jesús tomó pan y,
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Traslado del Santísimo Sacramento |
Abre la procesión la cruz con los cirios, el seminario, los sacerdotes concelebrantes y el Sr. Arzobispo llevando el Santísimo Sacramento y detrás siguen los fieles.
Mientras tanto, se canta el himno Pange lingua (excepto las dos últimas estrofas), Cantemos al Amor de los amores u otro canto eucarístico apropiado.
Cuando la procesión ha llegado a la Capilla preparada para la reserva del Santísimo Sacramento, el Sr. Arzobispo deja el pixis. El diácono coloca el Santísimo Sacramento en el sagrario y, mientras se inciensa de rodillas, se canta el Tantum ergo; después se cierra el sagrario.
Después de un tiempo de adoración en silencio, el Sr. Arzobispo, los sacerdotes concelebrantes y los ministros, hecha la genuflexión, vuelven a la sacristía.
Hoy, Cristo, una vez más, se ha querido quedar con nosotros.
Su Cuerpo y su Sangre, símbolos de su eterno Sacerdocio,
nos los entrega, en prueba del amor del Padre hacia todos sus hijos,
para nuestro alimento.
Horario de las celebraciones
10,00 h. Canto Coral de Laudes
18,00 h. Celebración de la Misa de la “Cena del Señor”
23,00 h. Hora Santa