VENEREMOS ESTE LUGAR DONDE PUSO LOS PIES LA SANTÍSIMA VIRGEN
Nuestra mirada de fe se dirige hoy al lugar donde puso los pies la Santísima Virgen María.
Una simple lectura hace revivir un sentido interior, de un suceso de admiración, asombro y veneración. ¿Dónde está ese lugar adornado de las pisadas de la Virgen? Humilde más que los humildes y agradecida como maestra de gracia, el lugar de sus pies está escondido en una urna de jaspe rojo donde, a través de dos pequeñas rejas de hierro, se ve una piedra blanca en la cual, según secular tradición, colocó sus pies la Virgen, al aparecerse a San Ildefonso para entregarle la casulla, bordada en los talleres del cielo, como agradecimiento por haber defendido su perpetua virginidad.
Lugar aparentemente escondido pero bien visible para el alma toledana. El pueblo sabe más que la historia y hace historia escribiendo el desgaste de la piedra -ya bastante desgastada con la escritura de generaciones milenarias- con el roce de los dedos y la plegaria a la Virgen.
El fundamento -la piedra angular que dio origen a la edificación de la Catedral- es la piedra de la Virgen. No hay lugar alguno en la Catedral donde no aparezca la escena de la imposición de la Casulla a San Ildefonso; pero hay un lugar para el alma toledana donde se transparenta su devoción a la Esclava del Señor. Millones de labios han recitado y recitan
Cuando al Reina del cielo
puso los pies en el suelo
en esta piedra los puso.
De besarla tened uso,
para más vuestro consuelo.
Con los dedos calentado la piedra y con el corazón rezando el Ave María, veneremos este lugar en que puso los pies la Santísima Virgen.