Ciclo Pascual (Cuaresma y Pascua)
El tiempo de preparación para la celebración anual de la Pascua del Señor que es la Cuaresma, se abre el Miércoles de Ceniza con la recepción de la Ceniza, que el Sr. Arzobispo impone al Cabildo Primado, a los Seminaristas y a todos los fieles.
La recepción de la Ceniza es un expresivo sacramental, signo exterior de la sincera conversión interior, que se ha de manifestar mediante el ayuno, la oración y la limosna.
La Semana Santa se inaugura el Domingo de Ramos con las Bendición de las Palmas, que tiene lugar en la Puerta del Reloj, y que realiza siempre el Sr. Arzobispo, y la Procesión Capitular por el exterior del templo catedralicio, a las que sigue la Santa Misa Estacional.
En los primeros días de la Semana Santa –actualmente el Martes Santo por la mañana- el Sr. Arzobispo preside la Misa Crismal, que concelebra con el presbiterio diocesano que en ella renueva las promesas sacerdotales.
En esta Misa se consagran los ‘Santos Óleos’ que serán utilizados en la administración de los diversos sacramentos: el Óleo de los Catecúmenos, para los que van a recibir el bautismo, el Óleo de los Enfermos, en el sacramento de la Unción de los Enfermos, y el Santo Crisma, que se utiliza en el Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación Sacerdotal, y también en la consagración de los templos y altares.
Con especial solemnidad se celebra el Sacro Triduo Pascual de los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor: En estas celebraciones, presididas siempre por el Sr. Arzobispo Primado, toman parte todos los sacerdotes del Cabildo Primado, el Seminario Mayor y la Escolanía de Nuestra Señora de los Infantes.
La Misa “In Coena Domini” en la tarde del Jueves Santo, conmemora la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio Ministerial que la hace posible. En esta celebración se tiene el rito del “lavatorio” en el que el Obispo lava los pies a doce varones, recordado el gesto del Señor al lavar los pies a sus discípulos. Al término de la Misa, la Eucaristía es trasladada en solemne procesión al Altar de la Reserva Eucarística –antiguamente denominado ‘Monumento’- donde permanece hasta la celebración del día siguiente, en medio de la adoración y oración de los fieles. A medianoche se celebra la “Hora Santa”, oración prolongada que evoca la agonía de Jesús en Getsemaní.
Las celebraciones del Viernes Santo comienzan en la SICP con el rezo coral de Laudes, con la participación del Seminario y de los fieles. Por la tarde tiene lugar la “Solemne Celebración de la Pasión del Señor”, con el sobrecogedor canto de la Pasión según San Juan, la Adoración de la Santa Cruz, y la Sagrada Comunión, -el viernes y el sábado santo son días ‘a-eucarísticos’, es decir, en ellos no se celebra la Eucaristía- con el Santísimo Sacramento reservado la víspera. Al término de esta celebración la Catedral queda ‘vacía’, pues el Santísimo Sacramento se retira a un lugar digno pero oculto, los altares se despojan ritualmente de sus manteles, y todo converge en la Santa Cruz.
El Sábado Santo está dedicado a la oración en la espera de la gozosa celebración de la resurrección, en la madrugada del domingo.
La Santa Vigilia Pascual es la celebración central del año litúrgico, memoria y actualización de la Resurrección del Señor. Su celebración reviste en la SICP una solemnidad singular: comienza, estando el templo en tinieblas, con la bendición del fuego y del Cirio Pascual, símbolo de Cristo Resucitado y la procesión hasta el altar, mientras la luz pascual se va extendiendo por las amplias naves del templo. Sigue el Pregón Pascual, bellísima composición de hondo lirismo que canta la victoria de Cristo resucitado. La serie de lecturas bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamento introduce a los fieles en la historia de la salvación, descubriendo la obra de Dios y su voluntad salvífica desde la primera creación a la nueva creación que ha llevado a cabo por la Encarnación de su Hijo Jesucristo y por su Pasión, Muerte y Gloriosa Resurrección y Ascensión al Cielo. En el curso de esta Vigilia Pascual tiene lugar la Iniciación Cristiana –Bautismo, Confirmación y primera Comunión- de de aquellos catecúmenos adultos, que a lo largo de la recién concluida Cuaresma han completado su catecumenado. Suelen celebrarse también bautismos de niños. Y todos los fieles renuevan las promesas bautismales. La Vigilia Pascual concluye con la celebración de la Eucaristía.
Las celebraciones de la Semana Santa se clausuran con la Solemne Misa de la Resurrección en la mañana del Domingo de Pascua, en la que el Sr. Arzobispo imparte la Bendición Papal, y con las Vísperas Bautismales en la tarde del Domingo de Pascua, con procesión a la capilla y veneración de la Fuente Bautismal.
Ciclo de Adviento-Navidad
La fiesta genuinamente hispana de la Maternidad Divina de María del día 18 de Diciembre, sirve de prólogo a las celebraciones navideñas en la SICP. Ese día el Sr. Arzobispo Primado preside la Eucaristía en el antiguo y venerable Rito Hispano Mozárabe.
Preside así mismo la Misa de Media Noche del 24 de Diciembre y las Misas estacionales de los días de Navidad, y de las Solemnidades de Santa María Madre de Dios, del 1 de Enero y de la Epifanía del Señor, del 6 de Enero.
En la Misa de este día, acabada la proclamación del Evangelio, el Sr. Arzobispo hace el anuncio solemne de las fiestas del año, que centradas en la gran celebración de la Pascua, difunden la luz de Cristo a través de las diferentes fiestas (comienzo del Adviento y de la Cuaresma, Ascensión, Pentecostés, Cristo Rey del Universo, etc.) que se suceden a lo largo de los meses del año. Asimismo durante la Misa del domingo del Bautismo del Señor, con la que concluye el Tiempo de Navidad, suele celebrarse el bautismo de algunos niños.